Enraizarse, estar conectado, sentirse presente... en este instante resulta simple a veces decirlo, pero ponerlo en práctica sin que nuestra mente se disperse, suele ser una tarea no tan fácil... sin embargo, puedo decirles que, por experiencia, intentar hacerlo en lo cotidiano, puede hacernos sentir más centrados, más seguros y estables, con plena atención en lo que estemos haciendo ahora.
Desde el punto de vista de la Bioenérgetica, el "enraizamiento" es un concepto que representa el contacto del individuo con las realidades básicas de su existencia, enraizado en la tierra, identificado con su cuerpo, consciente de su sexualidad y orientado hacia el placer. (Alexander Lowen)
En este sentido, se dice que una persona enraizada es aquélla que tiene los pies sobre la tierra y logra autoregularse, mediante un equilibrio entre su carga y descarga: estar conectados con la tierra permite que la energía fluya y se regulen así las emociones. Asimismo, se relaciona con el hecho de saber cómo me planto frente al mundo, con tener una posición que me conecte con la realidad, aquí y ahora.
¿cómo practicar el enraizamiento?
1- posición de grounding: de pie, con piernas y pies separados el ancho de caderas y, flexionando levemente rodillas, el peso debes sentirlo en la parte inferior de tu cuerpo. luego, aflojar el abdomen y soltar la pelvis, buscando el eje entre la cabeza y la pelvis, sin generar tensión... siente el sostén de la tierra, siente el contacto de los pies en el suelo, percibe tu cuerpo centrado aquí y ahora, respira profundo y exhala con un AAAHHH... observa y percibe tus sensaciones.
2- posición de arco: de pie, coloca tus puños sobre la zona lumbar y con las rodillas flexionadas, arquear suavemente el cuerpo hacia atrás. luego, llevar la pelvis hacia adelante y el mentón ligeramente hacia abajo, aflojando mandíbula y exhalando con un AAAHHH... no hiperextender hacia atrás la espalda. podría surgir alguna vibración en tu cuerpo, déjala que ocurra... observa, conecta con lo que sientes.
3- posición de contra arco: siempre en posición de grounding, lleva tu tronco hacia abajo, en dirección al suelo, con rodillas ligeramente flexionadas, soltando la cabeza, los brazos y la mandíbula. el peso del cuerpo debes sentirlo en los pies, no en tus manos. respira profundo y si surge alguna vibración... simplemente, disfrútala. al incorporarte, hazlo de manera suave y lenta, como si te desenrollaras hacia arriba, lo último que sube es la cabeza.
4- vuelve a tu posición de grounding. respira, percibe tus sensaciones. siente tu cuerpo, observa y registra qué ocurre. vuelve a repetir la secuencia 2 o 3 veces.