martes, 24 de diciembre de 2024

sin proceso no hay transformación

Se dice que para producir un cambio en nosotros debemos vivenciar alguna situación que nos desestabilice, nos haga sentir perdidos un poco, no saber hacia dónde seguir. Esto puede ser una ruptura de vínculos, sea de pareja, de amistad u otros, sensaciones relacionadas al trabajo que hago... me hace feliz? pérdida de seres queridos y todo lo que ello implica dependiendo de la clase de vínculo; sentir vacíos existenciales que no sabemos al principio de dónde provienen pero que, luego, si lo permitimos se dejan ver, entre tantos otros sentires que de alguna manera busca expresar nuestra alma.

Qué hacer frente a esas situaciones que son parte de la vida? cómo volvemos a sentirnos bien? atravesando ciertos procesos que, si o si, debemos transitar por duelos por pérdida de seres queridos, situaciones que ya no son, no existen o de alguna manera ahora ya no nos son funcionales.
Teorías y herramientas, por así decirlo, hay variedad y de todos los colores, pero cómo hacerlo dentro de nuestras vidas cotidianas? cómo llevarlo a la práctica sin retirarnos del mundo... viviendo en sociedad y con todo lo que ello implica?

A veces algo simple pero que solemos olvidar o no prestar del todo atención, es volver a conectar con nuestra respiración de una forma más consciente. Generalmente, estamos acostumbrados a respirar de manera automática sin poner la atención correspondiente a este simple acto, como es el de respirar.
Volver al punto cero (como cuando éramos pequeños) y reaprender a respirar, ayuda que nuestra mente se calme, nuestro cuerpo empiece a liberar tensiones, las células empiecen a oxigenarse, entre tantos otros beneficios.

Yendo a la práctico, una forma simple es sentarnos, por ejemplo, en una silla, en el suelo o bien, acostarnos y cerrar los ojos, llevando toda nuestra atención en ese ir y venir de la respiración, al inhalar y al exhalar el aire, si es posible, por nariz. De no poder hacerlo, inspirar por nariz y exhalar por boca, también resulta liberador. 
En un principio, el ejercicio puede iniciarse inhalando en 2 o 4, y exhalando en 4 o 6 u 8, sin retenciones, dejando que el aire fluya armoniosamente y comencemos a percibir cierta sensación de relajación.

En este sentido y para concluir, creo que comenzar por observar el modo en que respiramos y reconectar con ese acto tan simple, puede ayudar a calmarnos, liberar tensiones y empezar de a poco a trabajar en aquello que debemos aceptar, dejar que sea, que duela... para entonces seguir andando un poco más livianos.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

nervio vago: un hilo invisible a la calma

Anoche mientras tomaba un infusión de jengibre y reflexionando acerca de un libro que estoy leyendo y, sobre uno de los temas que destaca, l...