¿Cómo saber si estamos emocionalmente regulados? si, frente a situaciones en lo cotidiano de la vida o al relacionarnos con otros, respondemos de manera asertiva o reaccionamos? En éste sentido, es donde busco profundizar acerca del tema porque creo no pasa por retirarnos del mundo, hacer rituales o estar meditando las 24hs para sentir que estamos en equilibrio sino que quizás, aprendiendo a observarnos en lo cotidiano, podemos reconocer nuestras emociones o al menos, empezar a registrar cómo nos encontramos emocionalmente hablando.
Después de años recorriendo estos caminos, desde lo personal, puedo llegar a la conclusión que lo emocional, aprender a procesar las emociones - sin reprimirlas, es lo más importante que podemos hacer por nosotros. Las emociones bien procesadas, expresadas y aceptadas, en el momento adecuado, son uno de los aspectos más importantes a trabajar en nosotros, tanto para lograr bienestar en nuestras vidas como para sentir que nuestro cuerpo está en armonía, a nivel físico y mental, para luego - si lo deseamos, llegar a trabajar en un plano más espiritual.
Con esto quiero decir que no hay emociones ni buenas ni malas, simplemente, son y depende de nosotros cómo saber procesarlas y canalizarlas de la mejor manera posible. Como solía decir Victor Frankl: "las circunstancias externas pueden despojarnos de todo, menos de una cosa: la libertad de elegir cómo responder a esas circunstancias."Sentirse emocionalmente regulado no significa evitar sentir, sino todo lo contrario, ser consciente de las emociones que van surgiendo momento a momento y observar cómo respondemos, es decir, sentirlas de manera consciente, para evitar así responder desde el impulso. En definitiva, es intentar poder sostener las emociones que vayan surgiendo, pero sin sentirnos ahogados en ellas o bien, terminar negándolas.
De ésta manera, la regulación emocional podemos empezar por observarla en lo simple y cotidiano de la vida que, es ahí, donde debemos intentar poner el foco para poder llevar una vida más saludable, sentida y equilibrada, como por ejemplo:
- lograr tener una conversación incómoda, sin sentir que nos vamos desmoronar.
- poder tener un mal día, pero evitar ir destruyendo luego todo al paso.
- permitir darnos un descanso, sin sentir culpa, sin dar explicaciones.
- poder saber cuándo parar, ese "hasta que llegamos", cuándo decir "no".
- saber poner límites de manera asertiva, cuidarnos o preservarnos.
Podemos decir entonces que no necesitamos forzarnos o convertirnos en otra persona o realizar prácticas que no resuenen con nosotros, sino simplemente observarnos y ver qué funciona en nosotros, con qué resonamos, para poder sentirnos emocionalmente estables, más conectados con lo que somos, en definitiva, intentar ser coherentes con lo que sentimos y pensamos, para luego actuar desde un lugar más consciente.
Por último, sin olvidar que no hay fórmulas mágicas y que a veces suena fácil decirlo o escribirlo, se sabe que en la escuela de la vida todo se termina viendo en la práctica, porque es ahí donde podemos ir aprendiendo y regulando las emociones, desde la experiencia, dejando de lado todas las teorías y, simplemente siendo... de la mejor manera que podamos SER.
"Me gusta la gente sentipensante, que no separa la razón del corazón.
Que siente y piensa a la vez. Sin divorciar la cabeza del cuerpo,
ni la emoción de la razón." Eduardo Galeano
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