Aprovechando que ya se respira otoño, con su temperatura ideal por estos lados serranos, salí de caminata hacia el monte hasta toparme con un arroyo que, generalmente, no tiene agua... pero ésta vez, gracias a las últimas lluvias del verano, estaba a pleno con su fluir. El día estaba soleado y en calma, me saqué el calzado y sumergí los pies en el agua... fue un bálsamo poder sentir su frescura y escuchar ese fluir entre las piedras y mis pies, instante en el que me di cuenta de lo maravilloso que sería dejarnos fluir como el agua.
Ese pensamiento o reflexión profunda que surgió, simplemente al sumergir mis pies en el agua, creo tuvo que ver con el hecho de haber conectado con la Naturaleza: el agua, la tierra, el aire, la luz del sol. A veces pienso que tenemos al alcance de la mano poder conectar con eso, más de lo que imaginamos, el tema es proponérnoslo... salir a caminar en medio de la Naturaleza, si es posible, cerca del agua... arroyos, rios, lagos o mares... si vivimos en medio de una ciudad, salir al patio y caminar descalzos sobre el césped y/o rodearnos de plantas o bien, buscar una plaza o pulmón verde donde podamos oxigenarnos, porque de eso se trata, de poder oxigenar nuestro cuerpo, para darle un respiro a la mente y a las emociones en un momento determinado y, luego poder seguir con lo cotidiano, de una manera más conectada, más consciente.
- explorar caminos en medio de entornos naturales como ser bosques, playas u orillas de ríos y aprovechar esa energía para meditar.
- buscar sumergirnos en un bosque y respirar profundamente el aire puro, como una especie de inmersión sensorial y contemplativa.
- escuchar los sonidos de la naturaleza, como ser el murmullo de los arroyos, el sonido del mar, el canto de la aves, el viento que susurra entre los árboles.
Como dice la letra de una canción "si se callase el ruido, oirías la lluvia caer..." me lleva a reflexionar sobre el hecho de que cuando entramos en contacto con lo sabio de la Naturaleza y dejamos que nuestro cuerpo y mente se oxigenen, tomen un respiro, observando nuestras emociones y dejando que, como el agua, sigan su curso... obtendremos esos efectos tan reparadores que tiene la Naturaleza sobre la mente y nuestro cuerpo, tanto a nivel físico como emocional y energético.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario