En estos tiempos que corren o mejor dicho, que hacen a veces andemos a las corridas y, en lo personal, creo que sin mucho sentido más que para terminar física y mentalmente agotados... empecé a reflexionar sobre los estados de ansiedad que, a pesar de ser una persona tranquila y relajada y, que vengo hace un tiempo transitando el camino de la auto-observación, del autoconocimiento... interiormente a veces aún siguen apareciendo esos estados. Claramente, de manera sutil, pero se hacen sentir frente a situaciones que no se resuelven todavía - porque llevan su tiempo, frente a ciertas incertidumbres, en fin... la cuestión es que cada tanto siguen apareciendo y, en mi caso, como la famosa frase: "la procesión va por dentro".
En cuanto a la definición de la ansiedad, podemos decir que es una respuesta adaptativa a situaciones estresantes o amenazantes, que nos ayuda a prepararnos para la acción. Una emoción normal que todos experimentamos - en algún momento, caracterizada por sentimientos de preocupación, miedos o inquietud.
No sólo implica el orden psico-emocional, sino que también puede expresarse como un mensaje del cuerpo, generalmente, manifestado en un síntoma, una especie de llamado del alma para prestar más atención.
En este sentido y desde una visión holística, la ansiedad puede ser vista como una señal de desconexión: de uno mismo, del cuerpo, del momento presente. Y cómo esas señales son un llamado a “volver al cuerpo".
Algunas señales del cuerpo que pueden indicarnos estados de ansiedad, son:
- palpitaciones
- dificultad para respirar profundamente
- nudos en el estómago
- sensación de presión en el pecho
- insomnio o fatiga constante
- desconexión espiritual
- vida acelerada y falta de pausas conscientes
- emociones no expresadas (rabia, miedo, tristeza)
- falta de propósito o sentido vital
- sobrecarga energética (personas muy sensibles o empáticas)
Algunas herramientas simples pero poderosas para poder regular esos estados, pueden ser poner en práctica lo siguiente:
respiración consciente: respiración completa o yóguica (técnica que incluye respirar, por nariz, desde la zona abdominal, hacia la torácica y la clavicular).
movimientos suaves: realizar estiramientos o yoga, caminatas en la naturaleza.
anclajes sensoriales: tocar una piedra o descalzarse, realizar grounding (caminar descalzos sobre el suelo, césped, tierra o arena), conectar con el aroma de un aceite esencial, entrar en contacto con el agua (arroyo, río, mar).
diálogo interior compasivo: escribir o decir en voz alta afirmaciones como “estoy a salvo”, “todo está bien, aquí y ahora”, " ya pasará este momento"
técnicas energéticas: hacerse reiki, o simplemente llevar las manos al pecho y, respirando, sentir el latir del corazón.
La ansiedad es una emoción que no hay que eliminar o reprimir cuando aparece, sino que al contrario, debemos estar atentos, observar qué nos quiere decir y acompañar, porque podemos aprender a vivir en calma incluso cuando la ansiedad aparece. Porque es ahí entonces, cada vez que decidimos atravesarla, cuando empezamos a conocernos más y fortalecernos frente a los aconteceres de la vida misma.
" La ansiedad no es el enemigo, sino un mensajero que
nos pide volver al momento presente con más amor."
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